Cómo mantener conversaciones sin interrupciones |
Quiero hablar con el Padredefamilia de algo y Carmen quiere que vea el último vídeo de Michael Jackson que ha descubierto en YouTube. Lo veo y le digo que muy bien y que vaya a ducharse. Intento retomar la conversación y entonces es Bruno el que se queja porque no puede abrir la puerta, le ayudo. ¿Por dónde iba? Ahh, ya.
Entonces el Padredefamilia me pregunta si quiero cenar ensalada de tomates con queso o con anchoas y que prepare las basuras para bajarlas. Suena una notificación de Twitter, alguien me ha mencionado, "favoriteo", me voy a los baños a recoger las bolsas de las papeleras y vuelvo a ver si antes de bajar puedo llegar a la mitad de mi mensaje.
Pero no, el grupo de pádel de Whatsapp me recuerda que tengo que reservar la pista para mañana no se me vaya a olvidar (benditos ellos que están pendientes, pues justo en el momento que hay que reservarla tengo demasiadas cuestiones entre manos, o entre palabras). Intercambio un par de frases y entonces es Carmen quien me llama para que le acerque el pijama para ponerse cuando salga de la ducha (le he repetido por activa y por pasiva que se lo prepare ella antes, pero la mayor parte de las veces se le olvida).
Llama la buenaabuela para saber qué tal le fue a Carmen su examen y si Bruno se acuerda de ella y la nombra. Paso el teléfono para que abuela y nietos puedan hablar mientras yo voy organizando las ropas. Terminan su conversación y retomamos dinámica de duchas, cenas, preparar las cosas para el día siguiente y acostarse.
Cuando ya por fin los niños están en la cama y tenemos nuestro ágape listo para hincarle el diente, es el momento de retomar la conversación, pero cuando nos acabamos de sentar oimos a Bruno llorar, el Padredefamilia va a su habitación, se le ha caído el osito al suelo, se lo recoge y vuelve a nuestra cena y conversación a medias.
En este "impasse" me he puesto a consultar los mensajes del grupo de Whatsapp de padres del cole que están comentando sobre cómo tienen que ir vestidos los niños para la fiesta de fin de curso y es que no me había enterado, así que cuando el Padredefamilia vuelve, aprovecha para ver qué se cuece en Facebook. Por fin ambos dos liquidamos todos los hilos de conversación y comunicaciones al margen, pero ya estamos en el final de la jornada y bastante cansados. Terminamos de despachar, seguro que se nos han quedado muchas cosas en el tintero de las que en ese momento ya ni nos acordamos.
Este puede ser un buen ejemplo de varios intentos fallidos de contarnos algo.
Los niños interrumpen y Whatsapp más
Ya Lucía de Baballa escribió un artículo en el que contaba su frenética comunicación vía Whatsapp, por suerte yo aún no he llegado a su nivel. Abrió el debate, pues aún quedan personas que no lo usan ni lo quieren tener. Personalmente yo estoy muy a favor. A mí me ayuda mucho a mantenerme muy en contacto con mis familiares que no los tengo cerca y así saben de los niños, puedo mandar fotos y vídeos, así como recibirlos. Por no decir que me ayuda a no perderme información de cosas que pasan en la clase de Bruno, lo que me viene muy bien porque él, contar, no es que cuente mucho. Además te permite conversar en entornos de silencio como conferencias, reuniones, etc.
Con todo esto tengo un montón de grupos: el grupo de mi familia, la familia del Padredefamilia, los colegas de patines, los de pádel, mis amigas de desayunos, los papás de la clase de Bruno, uno de amigas de Carmen. El Padredefamilia tiene otros tantos, unos en los que coincidimos y otros en los que no (el de los colegas y los de las bicis por ejemplo). Aún así creo que ambos podríamos incluso aumentarlos, ¿qué tal un grupo de madres blogueras por ejemplo? Ah no, que para eso tenemos Twitter que es más universal ;)
Las redes sociales también interrumpen conversaciones
Y es que no sólo es el Whatsapp lo que nos interrumpe, si tienes las redes sociales en el móvil, pues eso también puede cortar constantemente una conversación. Tanto los grupos de Whatsapp como los de Facebook o G+ pueden freírte a mensajes que muchas veces ni te interesaran. Pero si estás en un grupo, es para lo bueno y para lo malo, así que no vale quejarse, aunque te manden mil chistes manidos y repetidos del papelón de la selección española de fútbol en el Mundial, la abdicación del Rey, Letizia, las Infantas y hasta el Príncipe Carlos de Inglaterra por ejemplo.
Aún siendo consciente de todo esto, a mí todo tipo posibilidad de estar más en contacto, me parece beneficioso, el quid de la cuestión está en cómo gestionemos y hagamos uso de esas herramientas que nos "facilitan" la comunicación.
Cómo conseguir terminar una conversación sin interrupciones
En casa estamos aprendiendo a que este tipo de cosas no nos pasen, o al menos eso intentamos y para ello aplicamos una serie de pequeñas pautas.
- Lo primero de todo hay que discriminar la conversación importante de la que no lo es, así como la urgencia del mensaje. Puede que tengamos que hablar algo inmediatamente aunque no sea lo más importante del mundo.
- Elegir el momento en el que vamos a hablar de algo. Tenemos un tema importante que tratar y quizás el momento de la vorágine de baños, cenas y demás no es el mejor para conversar de nada que no sean vanalidades, ni para intentarlo, así que lo mejor será decir: "tengo que contarte esto, recuérdame que lo hablemos luego" y así emplazaremos la charla para cuando ambos dos estemos con los cinco sentidos en la conversación.
- Enseñar a nuestros hijos a no interrumpirnos y viceversa, a no ser que sea estrictamente necesario. Con el pequeño aún no podemos trabajar este aspecto, pero Carmen lo ha asimilado perfectamente. La mejor forma de inculcar algo así es respetándola a ella también en las mismas ocasiones. Es decir, que no la interrumpimos cuando ella está hablando o contando algo, nos respetamos los turnos.
Del mismo modo le exigimos que lo haga con nosotros y con su hermano también, pues esto no es una cuestión de edad, no se trata de que el mayor tiene más derecho de hablar y es al que no hay que interrumpir. De hecho odio la frase esa de: "Estamos hablando los mayores". Se trata de respetar los turnos de palabra de todos. - Disuadir para que no nos interrumpan. Para reforzar el hecho de que queremos que respeten nuestro momento de conversación, podemos poner un cartel informativo en la puerta que rece la frase: "Por favor, NO interrumpir. Padres intentando conversar". Aquí lo tienes para descargártelo y ponerlo en tu puerta o regalárselo a alguien que creáis que lo pueda necesitar.
- Liberarnos de la disponibilidad permanente. Nos hemos acostumbrado a que si suena el teléfono fijo en casa o bien nuestro móvil, siempre hay que contestar. Pues confieso, que yo ya no hago eso y que muchas veces lo veo sonar y no contesto.
Además he visto quien llamaba, pero si estoy liada no me viene bien hablar con nadie. Así que dejo que el teléfono suene, sigo con lo que tenga entre manos y ya devolveré la llamada en otro momento que me venga mejor y asumiendo que para entonces puede ser que esa persona no pueda hablar, pero ya encontraremos el momento bueno para coincidir.
Como siempre lo mejor es el punto medio, pues hay personas que no se sabe muy bien para qué tienen teléfono móvil si luego nunca contestan, pero cada cual es libre de hacer lo que quiera. - Silenciar los grupos de Whatsapp. Lo confieso, ya muchas veces silencio estos grupos, y el padre de familia ni os cuento. Y es que hay que reconocer que el pitidito constante de los mensajes y notificaciones puede llegar a desquiciar. Si es algo importante ya me llamarán o me localizarán. Una batería de chistes o gracietas, la puedo consultar y responder en cualquier otro momento, como cuando bajo en el ascensor por ejemplo. Reconozco que a veces, cuando estoy en una reunión con el móvil en silencio y lo oigo vibrar por un mensaje de Whatsapp, caigo en la tentación de mirar el mensaje pero lo hago de forma breve y fugaz para saber qué es y ya contestaré en otro momento.
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