La primera vez en el instituto

lunes, 29 de septiembre de 2014

Cuando empecé lo que vendría a ser el cambio al instituto, pero con algo más de edad que ahora, Primero de B.U.P. (Bachillerato Unificado Polivalente), con 13 años de edad, sí yo soy de esas que cumplen los años a finales, tuve una profesora de Lengua y Literatura que periódicamente nos mandaba hacer redacciones temáticas, lo que más adelante, en C.O.U. (Curso de Orientación Universitaria) y en el examen de selectividad podría haber sido un comentario de texto.

El caso es que nos las mandaba hacer a todos los alumnos y luego sólo elegía unas cuantas para leer. En total nos mandó ocho redacciones en todo el curso y nunca seleccionó una de las mías. Una pena que se perdieran mis escritos, serían el germen de obtener una puntuación de 9 en el comentario de texto de selectividad, estudiar periodismo, trabajar como redactora y en la actualidad escribir este blog.

Encontré los manuscritos,  en la casa del pueblo y dado que en su momento no fueron leídos por nadie, me ha apetecido compartirlos aquí, para mostrar los que eran los pensamientos de una adolescente, en concreto yo misma, que puede que fueran ideas correctas o no, incluso de algunas de muchas cosas he cambiado de opinión, pero está bien recordar como éramos, qué pensábamos en esa edad y cómo eran nuestras primeras veces.

Aula con pupitres
La primera vez en el instituto
Me quedan apenas tres cursos para que Carmen tenga su primera vez en el instituto, si bien, debido a los planes de estudio actuales, lo hará antes que yo, lo hará con teléfono móvil y con muchas otras diferencias, estoy segura de que las emociones que ella sentirá y las que yo tuve puedan ser muy parecidas, porque las emociones no cambian, son las mismas generación tras generación. Los sentimientos se repiten, sólo que a veces se nos olvida lo que sentíamos cuando teníamos esa edad. Muchas cosas nuevas en muy pocos días y el temor a la vez que la ilusión de la novedad. Será otra nueva primera vez de mis hijos. Aquí os dejo con la que fue la mía:

MI NUEVO COLEGIO

Recuerdo mi primer día de colegio: un dulce caramelo y a la vez un ácido limón. Íbamos todas las amigas contentas y comentando cómo sería. Pero a la vez que íbamos contentas, también temerosas e inseguras, pues no sabíamos lo que nos esperaba.

Unas íbamos con miedo -"¿sería tan duro como algunas veteranas comentaban?"-; Otras, muy seguras de sí mismas iban a comprobar sus fuerzas, no tenían miedo, pensaban - "no será tan duro"-, aunque a la hora de la verdad estaban tan asustadas o más que nosotras.

Allí se comentaba quién venía del colegio, quién repetía o quién se marchaba a otro.
Algunas, cuándo nos veíamos unas a otras, nos dábamos cuenta de que aquella niña que estaba dentro de nosotras y que tanto nos gustaba y que quizás hubiéramos querido no dejarla escapar, nos había abandonado. Ya se había formado una mujer en todas nosotras, aunque había que pulirla, para eso precisamente veníamos al colegio, ya éramos unas adolescentes.

Otras, sin embargo, habían ansiado desde hacía mucho tiempo que esa niña las abandonara intentando librarse de algunas ligaduras que sus padres les imponían y dando a entender que ya tenían edad para tomar sus propias decisiones.

Algunas intentaban aparentar más madurez recubriendo sus rostros con potajes grasosos y quizá buscando algún compañero, ya estaban en Primero de B.U.P y ya tenían edad de coquetear con los chicos. Otras lo conseguían con los vicios del tabaco principalmente y otros que quizás no fuera de buen gusto nombrar, - qué ridiculeces hacemos a veces-.

A mi parecer ninguna de estas cosas sirve para demostrar la madurez, pues es una cosa que no se puede exteriorizar ni demostrar, es una responsabilidad que se siente dentro muy fuerte. La madurez no se demuestra cuando tus padres te dejan llegar tarde o ir a algunos sitios que anteriormente no te hubieran permitido. No, la madurez se demuestra cuando eres capaz de dialogar con tus padres y compartir con ellos tus decisiones dándoles tu opinión, así es cómo no te equivocas.

Una vez reconocidas todas las compañeras nos dirigimos al salón de actos, ya que no conocíamos el nuevo, extraño y ajeno colegio para todas nosotras y por supuesto, claro está, tampoco sus aulas, ni a las que correspondíamos. Por lo tanto, nos metieron a todas allí. En la estancia había cuatro personas adultas demostrando su autoridad, intentando calmar nuestras ansias de conocer, de saber, de querer ser mayores.

Cuándo consiguieron hacernos callar, nos dieron una calurosa y cordial bienvenida; leyeron las listas con las alumnas que correspondían a cada tutor y hubo algunas desilusiones porque se separaban a las amigas, pero a pesar de ello no perdíamos el ánimo.

Nos dirigimos a nuestras aulas acompañadas de los distintos tutores que nos indicaban el camino. La primera hora la pasamos con nuestro tutor que nos explicaba algunas cosas ajenas a nosotros. A partir de entonces, los tres primeros días comenzaron a desfilar por nuestra clase todos los profesores que nos iban imponiendo sus normas para la relación alumnos-profesor y viceversa.

Algunos profesores el primer día pretendían intimidarnos y asustarnos aunque como bien dice el refrán "Perro ladrador poco mordedor", quizá intentaban gruñirnos para amansarnos, pero yo sé que por dentro son un pedazo de pan aunque no les gusta admitirlo
Comenzado el curso y con bastante recorrido de tiempo ya, aún hay algunas cosas que no conocemos ni logramos entender pero dejemos hacer al tiempo que él nos lo explicará y nos lo dará a conocer.

- FIN -

Nota aclaratoria: Ahora, más de veinte años después, pienso que los profesores tan sólo pretendían sentar las bases de su trabajo para hacerlo más fácil y llevadero durante todo el curso y veo por mis palabras la total confianza, quizás excesiva, que, al menos yo, tenía depositada en ellos. Supongo que es algo bueno de la juventud y que no se debe perder en ningún caso, el hacer las cosas con confianza, pues si no, más vale no hacerlas. Aunque ahora sí que añadiría alguna dosis de precaución, ojo precaución, que no escepticismo.

Más adelante compartiré alguno de esos otros escritos que hice para la clase de Literatura de primero de B.U.P. De momento este pasa a formar parte de la colección de artículos bajo el título "La Primera Vez".

¿Y tú? ¿Cómo fue tu primera vez en el instituto? ¿Tienes algún hijo que ya ha empezado en el instituto? ¿Cómo ha sido su comienzo? ¿Qué te cuenta? ¿Algún consejo para acompañarles en esa nueva etapa?

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  1. Encontré los manuscritos, en la casa del pueblo y dado que en su momento no fueron leídos por nadie, me ha apetecido compartirlos aquí, para mostrar los que eran los pensamientos de una adolescente, en concreto yo misma, que puede que fueran ideas correctas o no, incluso de algunas de muchas cosas he cambiado de opinión, pero está bien recordar como éramos, qué pensábamos en esa edad y cómo eran nuestras primeras veces.
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