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Educación Infantil
Cómo ahorrar dinero con el Ticket Guardería
viernes, 15 de julio de 2016
El pago de una escuela infantil es un coste importante para la familia, así que hay que ingeniárselas para economizarlo al máximo. Seguro que conoces de sobra los Tickets Restaurant, pero igual no te suena lo del Ticket Guardería. Por eso, si vas a llevar a tu peque a la guardería, lo que te voy a contar te interesa, sigue leyendo. Sigue leyendo »
Compra la ropa de tu bebé en otoño y renuévala en invierno
domingo, 27 de septiembre de 2015
Ya te conté cómo organizarte para ahorrar en las compras de tu bebé, sin embargo, hay dos momentos al año en los que los gastos se disparan un poco en las familias. Uno es la "vuelta al cole" y el otro es la cuesta de enero que a veces casi llega hasta febrero.
En la tienda online Ketekelo ya tienen la colección otoño-invierno 2015-16 con primeras marcas como Tuc Tuc, Bóboli o Tutto Piccolo. Lo bueno es que puedes comprar la ropa que necesites ahora para tu bebé y si la compras con el Plan Renove, cuando la devuelves recuperas parte del dinero que te costó (hasta un 40%) para gastar en nuevas prendas para el invierno de la talla de tu hijo.
Pero esta forma de compra ecológica no se aplica sólo a la ropa, también en todo tipo productos de puericultura como artículos de descanso y confort, higiene y alimentación, paseo y viaje, seguridad, juego y crecimiento.
La cuna de colecho Next2Me de la marca Chicco que tiene mi hija Ángela con Plan Renove de Ketekelo, se acopla perfectamente a nuestra cama convirtiéndose en una extensión de la misma pero respetando los espacios de descanso de cada uno. Tengo experiencia con una minicuna corriente con mis dos hijos mayores y para mí es genial poder ver a mi hija Ángela y comprobar que está descansando plácidamente sin tener que levantarme de la cama.
Para mí la minicuna es un imprescindible. Tiene unas dimensiones manejables como para poder moverla de una estancia a otra de la casa fácilmente y esto es muy práctico para tener a tu bebé cerca en todo momento. Me viene genial porque así durante el día también puedo tener a Ángela durmiendo plácidamente en su cuna y cerca de mí mientras trabajo en el ordenador. De esta forma puedo atender todas sus necesidades rápidamente.
Una minicuna es muy práctica, así que si estás embarazada, aprovecha para comprar ya la minicuna para tu bebé en Ketekelo, porque hasta el 30 de septiembre, con la compra de una minicuna de las marcas Micuna o Chicco, por sólo 15€ más puedes elegir el saco de dormir Grobag que quieras. Así que ¡date prisa y aprovecha!
Los bebés gastan dos tallas de ropa por temporada
Además de que estas dos fechas son un tanto especiales en lo que a gastos en compras se refiere, cuando tienes un bebé hay que comprarle ropa dos veces por temporada, porque no paran de crecer. Yo casi no me he dado ni cuenta de que mi hija Ángela ya no es recién nacida y ya empieza a no servirle la ropa que tiene, crece tan rápido que ni me entero.Un "Plan Renove" muy ecológico
Con los productos que devuelven mamis como tú y como yo, Ketekelo acaba de inaugurar la sección de productos Casi Nuevos. Son cositas que han renovado otras mamás, sólo usadas durante un plazo máximo de 4 meses, por lo que es una segunda mano "premium". Esta sección se irá actualizando periódicamente con los nuevos productos que las mamás vayan devolviendo para que puedan ser aprovechados por otras familias y fomentar así un consumo más sostenible.Pero esta forma de compra ecológica no se aplica sólo a la ropa, también en todo tipo productos de puericultura como artículos de descanso y confort, higiene y alimentación, paseo y viaje, seguridad, juego y crecimiento.
Compra una minicuna y devuélvela con el Plan Renove para comprar la cuna
Hay quien para ahorrar prescinde de la minicuna y directamente compra la cuna porque es un desembolso de dinero y la minicuna sólo se usa durante los primeros meses. Sin embargo, si la compras con el Plan Renove de Ketekelo, la puedes devolver cuando se queda pequeña y recuperas parte del dinero que te costó (un 40%) para comprar la cuna o lo que quieras.La cuna de colecho Next2Me de la marca Chicco que tiene mi hija Ángela con Plan Renove de Ketekelo, se acopla perfectamente a nuestra cama convirtiéndose en una extensión de la misma pero respetando los espacios de descanso de cada uno. Tengo experiencia con una minicuna corriente con mis dos hijos mayores y para mí es genial poder ver a mi hija Ángela y comprobar que está descansando plácidamente sin tener que levantarme de la cama.
Para mí la minicuna es un imprescindible. Tiene unas dimensiones manejables como para poder moverla de una estancia a otra de la casa fácilmente y esto es muy práctico para tener a tu bebé cerca en todo momento. Me viene genial porque así durante el día también puedo tener a Ángela durmiendo plácidamente en su cuna y cerca de mí mientras trabajo en el ordenador. De esta forma puedo atender todas sus necesidades rápidamente.
Una minicuna es muy práctica, así que si estás embarazada, aprovecha para comprar ya la minicuna para tu bebé en Ketekelo, porque hasta el 30 de septiembre, con la compra de una minicuna de las marcas Micuna o Chicco, por sólo 15€ más puedes elegir el saco de dormir Grobag que quieras. Así que ¡date prisa y aprovecha!
Y a ti ¿Te parece útil una minicuna? ¿Y poder devolverla luego con un Plan Renove para comprar la cuna?
Escucha y aprende
domingo, 16 de noviembre de 2014
La doble lectura de la frase "Escucha y aprende". Durante años de mi vida, diría que incluso hoy en día, he oído la frase "escucha y aprende" para instarme a callar y acatar todo lo que me tenían que decir "mis mayores". Sin embargo, afortunadamente, hace tiempo que empecé a encontrarle otro sentido muchísimo más constructivo.
"Escucha y aprende" es una frase que representa la actitud de escucha con nuestros hijos. Tendemos a avasallarles con nuestros criterios de lo correcto y lo incorrecto, sin pararnos a ver qué opinan, qué les preocupa, qué les interesa, etc. Si aplicáramos ese ejercicio de escucha a la inversa, aprenderíamos la mejor manera de ayudar a nuestros hijos, nos situaríamos en sintonía con ellos.
No es fácil, ponerse en esa situación de escucha, implica inhibirnos a nosotros mismos, mientras que resulta más fácil imponer la inhibición del otro, en este caso de los hijos, que indefensos acatarán nuestras normas. Hace tiempo hablé de cómo conversar sin interrupciones. En ese artículo mencionaba que es importante enseñar a nuestros hijos a esperar y respetar el turno, pero la mayor parte de las veces se nos olvida que debemos hacer lo mismo con ellos: respetarlos, no interrumpirlos y escucharlos.
En el colegio se premia al alumno silencioso
Esta actitud de mandar al otro escuchar y aprender la venimos interiorizando desde la infancia, especialmente en el colegio. Las clásicas aulas con los pupitres en línea dirigidos a escuchar al profesor que parece "predicar" desde su "púlpito" se siguen manteniendo. En lugar de clases que fomenten la conversación, el diálogo, el trabajo en equipo, la experimentación y el aprendizaje a través de las propias conclusiones.
La participación y el propio pensamiento está penalizado. Si un alumno comparte una reflexión personal que es errónea o que no va en sintonía con las creencias del profesor, este le corregirá y le dirá que no está bien. Con eso lo único que se consigue es que el alumno no quiera volver a participar ni equivocarse en lugar de que aprenda del error si es que ha incurrido en él. Una buena alternativa sería preguntar al alumno el porqué de sus razonamientos, así se aprenderá del alumno si ha acertado o bien el propio alumno podrá reflexionar por qué su planteamiento es erróneo en el caso de que lo sea.
Con este tipo de educación no se enseña a los niños a que piensen, sino a que tomen lo que les dicen por bueno. Se atrofia la capacidad de pensar por sí mismos. El modelo en el que los alumnos no pueden hablar entre ellos y sólo habla el profesor ya no es operativo. Además está demostrado que la educación basada en la memoria no funciona, el 90% de lo que se aprende con ese método se olvida.
Enseñar a pensar más y mejor
Además Swartz explicó que los niños piensan de manera natural como respirar, así que no parece necesario enseñarles a hacerlo. Sin embargo, la sociedad actual, envuelta en estímulos, como la publicidad, específicamente diseñada para hacernos dejar de pensar, lo hace totalmente necesario. También dijo que lo más importante que les podemos enseñar es a diferenciar si la información que encuentran es fiable y precisa o no.
"Escucha y aprende" es una frase que representa la actitud de escucha con nuestros hijos. Tendemos a avasallarles con nuestros criterios de lo correcto y lo incorrecto, sin pararnos a ver qué opinan, qué les preocupa, qué les interesa, etc. Si aplicáramos ese ejercicio de escucha a la inversa, aprenderíamos la mejor manera de ayudar a nuestros hijos, nos situaríamos en sintonía con ellos.
El modelo educativo en el que sólo el profesor habla y los alumnos escuchan |
No es fácil, ponerse en esa situación de escucha, implica inhibirnos a nosotros mismos, mientras que resulta más fácil imponer la inhibición del otro, en este caso de los hijos, que indefensos acatarán nuestras normas. Hace tiempo hablé de cómo conversar sin interrupciones. En ese artículo mencionaba que es importante enseñar a nuestros hijos a esperar y respetar el turno, pero la mayor parte de las veces se nos olvida que debemos hacer lo mismo con ellos: respetarlos, no interrumpirlos y escucharlos.
En el colegio se premia al alumno silencioso
Esta actitud de mandar al otro escuchar y aprender la venimos interiorizando desde la infancia, especialmente en el colegio. Las clásicas aulas con los pupitres en línea dirigidos a escuchar al profesor que parece "predicar" desde su "púlpito" se siguen manteniendo. En lugar de clases que fomenten la conversación, el diálogo, el trabajo en equipo, la experimentación y el aprendizaje a través de las propias conclusiones.
Clásica aula dispuesta para que los alumnos escuchen al profesor y no hablen entre ellos |
La participación y el propio pensamiento está penalizado. Si un alumno comparte una reflexión personal que es errónea o que no va en sintonía con las creencias del profesor, este le corregirá y le dirá que no está bien. Con eso lo único que se consigue es que el alumno no quiera volver a participar ni equivocarse en lugar de que aprenda del error si es que ha incurrido en él. Una buena alternativa sería preguntar al alumno el porqué de sus razonamientos, así se aprenderá del alumno si ha acertado o bien el propio alumno podrá reflexionar por qué su planteamiento es erróneo en el caso de que lo sea.
Con este tipo de educación no se enseña a los niños a que piensen, sino a que tomen lo que les dicen por bueno. Se atrofia la capacidad de pensar por sí mismos. El modelo en el que los alumnos no pueden hablar entre ellos y sólo habla el profesor ya no es operativo. Además está demostrado que la educación basada en la memoria no funciona, el 90% de lo que se aprende con ese método se olvida.
Enseñar a pensar más y mejor
Todo esto no lo digo yo, lo dice el Profesor Robert Swartz, Doctor en Filosofía por la Universidad de Harvard y director del National Center for Teaching Thinking de Boston, que visitó Madrid recientemente y ofreció una conferencia con el título “Pensamiento crítico y creativo desde la escuela”, para pedagogos y educadores en el Colegio Brains de Madrid.
Robert Swartz, al finalizar su conferencia en el Colegio Brains de Madrid |
Además Swartz explicó que los niños piensan de manera natural como respirar, así que no parece necesario enseñarles a hacerlo. Sin embargo, la sociedad actual, envuelta en estímulos, como la publicidad, específicamente diseñada para hacernos dejar de pensar, lo hace totalmente necesario. También dijo que lo más importante que les podemos enseñar es a diferenciar si la información que encuentran es fiable y precisa o no.
Además, después de su conferencia tuve el placer de hacer una entrevista a Robert Swartz para la Fundación Melior que te recomiendo que leas sí o sí. Le pregunté temas polémicos como los deberes o la imposición que sufren los niños de tener que copiar los enunciados de los ejercicios, para obtener por respuesta lo que yo ya pienso, pero dicho por un referente mundial y pionero en la inclusión del pensamiento crítico y creativo en las aulas. También me dio alguna pauta para desde casa trabajar ese pensamiento crítico y de toma de decisiones.
Y tú ¿También fuiste educado en un modelo educativo que te mandaba callar y escuchar? ¿Cómo te gustaría que aprendiera tu hijo?
Situaciones "Consejos vendo y para mí no tengo"
jueves, 17 de julio de 2014
"Consejos vendo y para mí no tengo" o lo contrario de "predicar con el ejemplo". Yo soy muy refranera, aunque aún no había llegado a sacar ningún refrán en el blog, al menos que recuerde de forma consciente.
"Consejos vendo y para mí no tengo" se lo pueden aplicar tanto madres y padres como todo adulto encargado de educar a un niño. Y es que ¿quien no le dice a los niños que se laven los dientes y luego pasa de hacer lo propio después de merendar? o que se laven las manos antes de sentarse a la mesa, o que no se dicen palabrotas y sobre todo, que no se pica entre horas... en fin. Yo intento ser honesta, pero aún así no me salvo y es que los instintos me traicionan.
Este tipo de situaciones paradójicas son exactamente las que representa de forma muy divertida el spot de la marca Casa Tarradellas, en el que todos “los mayores” pican entre horas ¡¡¡y a escondidas!!! y es que, al igual que los niños, a veces tampoco podemos resistirnos a nuestros instintos.
En mi caso el refrán "consejos vendo y para mí no tengo" creo que podría ser a la hora de soltar algún que otro "taco", de hecho mi hija Carmen es la que me controla con el tema y parece hasta que tiene un detector, pues los caza aunque la conversación no vaya con ella y es que a veces se me olvida que están delante cuando hablo.
¿Y tú? ¿cuál es tu situación "consejos vendo y para mí no tengo"?
"Consejos vendo y para mí no tengo" se lo pueden aplicar tanto madres y padres como todo adulto encargado de educar a un niño. Y es que ¿quien no le dice a los niños que se laven los dientes y luego pasa de hacer lo propio después de merendar? o que se laven las manos antes de sentarse a la mesa, o que no se dicen palabrotas y sobre todo, que no se pica entre horas... en fin. Yo intento ser honesta, pero aún así no me salvo y es que los instintos me traicionan.
Este tipo de situaciones paradójicas son exactamente las que representa de forma muy divertida el spot de la marca Casa Tarradellas, en el que todos “los mayores” pican entre horas ¡¡¡y a escondidas!!! y es que, al igual que los niños, a veces tampoco podemos resistirnos a nuestros instintos.
En mi caso el refrán "consejos vendo y para mí no tengo" creo que podría ser a la hora de soltar algún que otro "taco", de hecho mi hija Carmen es la que me controla con el tema y parece hasta que tiene un detector, pues los caza aunque la conversación no vaya con ella y es que a veces se me olvida que están delante cuando hablo.
¿Y tú? ¿cuál es tu situación "consejos vendo y para mí no tengo"?
Cómo no jugar con la ilusión de los niños
lunes, 7 de julio de 2014
He aprendido a no adelantar planazos o premios a mis hijos si no tengo la seguridad al 99,9% de que va a cumplirse.
También intento no dar falsas expectativas con la callada por respuesta a la típica pregunta de: «¿Luego vamos al parque? Marta va al parque», pues como se suele decir, el que calla otorga. Si, por miedo a decir que no por la presión social, no damos la negativa o advertimos de que es poco factible, lo más probable es que nuestros hijos lo entiendan como una respuesta afirmativa y se creen ilusiones. Así que cuando inevitablemente les tenemos que decir que no, montan el pollo universal. Normal, no sólo por no haberle dicho un no a tiempo que pudiera ir asimilando, sino porque encima, sin quererlo, le hemos hecho creer que sí.
El miedo a decir que no
A veces caemos en el error de callar para no decir que no y hacemos creer que sí. Porque no nos gusta decir que no y "fastidiarles", y adoptamos una comunicación poco clara. Pero es que si no se puede, no se puede.
Yo me rijo por hablar con claridad y pienso qué tipo de respuesta me gustaría que me dieran a mí si estuviera en su lugar y creo que sería que me hablaran claro clarinete. Pero el que no me digan que no, haciéndome creer que sí para al final ser que no, pues la sensación que me crea que me están tomando el pelo o, como dice mi amiga Blanqui, potreando, y eso cabrea -y mucho- y a nuestros hijos también. A los adultos nos gusta que nos hablen claro y a los niños también.
Dónde dije digo, digo Diego
Si bien es muy tentador prometer que en vacaciones vamos a ir todos los días al parque y experimentar la gratitud plena de nuestros vástagos y euforia ante una promesa que ellos viven como una realidad, esa euforia se puede convertir rápidamente en un gran reproche si te atreves a truncar sus expectativas.
Perderás toda la popularidad de la que pudieras gozar, teniendo en cuenta que eres su progenitor, y pasarás a ser el número uno de su lista de “los más odiados" y #Nosin razón, además de perder toda la credibilidad para futuras ocasiones, pues de alguna manera les estamos fallando.
Eso por no hablar de la cantidad de veces que los hijos preguntan en el momento menos oportuno o con una insistencia abrumadora y sólo por no oírles, se les dice que sí y luego... Pues eso, Dónde dije digo, digo Diego. Yo, en esas ocasiones, si no quiero dar una negativa inmediata y escueta, digo: luego lo hablamos y te explico. Eso ya mi hija lo va entendiendo como una negativa o una pseudo negativa porque cuando mi respuesta es de ese tipo es que tiene matices. Puede que lo que pida no sea factible cuando lo pide o como lo pide, pero sí mañana o lo que corresponda a la ocasión y por eso necesitamos hablarlo.
En general, yo intento cumplir todas mis promesas siempre y cuando no haya una causa de fuerza mayor que lo impida. Así que aunque me de una pereza enorme ir a comprar un helado porque lo que de verdad me apetece es irnos ya a casa, si lo he prometido, lo tengo que cumplir. Y si no quería ir, lo tenía que haber pensado antes de decirlo.
Cómo hacer para no tragarte tus propias palabras
Muchas veces, cuando no se está segura de ofrecer cierta prebenda, lo mejor es consensuar, así que en clave intento preguntar al Padredefamilia si le parece buena idea. Así no corro el riesgo de proponer algo que no se lleve a cabo porque haya alguna otra razón que yo desconozca que lo impida y entre dos siempre es más fácil tomar las decisiones.
En cualquier caso, si adelanto hacer algo que no estoy segura de que se vaya a cumplir, por la razón que sea, lo planteo como una probabilidad o posibilidad, no como algo seguro que va a ocurrir. Así mis hijos, sobre todo mi hija Carmen pues mi hijo Bruno aún es muy pequeño para razonar estas cosas, pueden disfrutar la idea de la probabilidad de que algo que les gusta y les hace ilusión se vaya a cumplir, tal y como nos ocurre a los mayores con las cosas que deseamos. Sin embargo, también me aseguro que puedan asimilar mejor la frustración de que no se cumpla, pues ya lo habremos hablado antes y aunque igualmente les fastidiará, no se generará una emoción de profundo reproche por promesas incumplidas y podrán aceptar mejor esas realidad.
De todos modos, hay que respetar su sentimiento totalmente legítimo de desilusión, una emoción ajustada al hecho y la realidad de que algo que deseamos no se cumple. Les podemos mostrar cómo sentimos que eso que desean no se cumpla, pero que no podemos hacer nada al respecto, salvo buscar ideas alternativas para que se sientan mejor al respecto (ojo, no sobornar). Así, además de empatizar con ellos, fomentamos el pensamiento lateral de búsqueda de alternativas. Cuando estemos en situaciones parecidas ellos también podrán entender que determinadas cosas nos frustren.
Una comunicación clara tiene muchas ventajas
También intento no dar falsas expectativas con la callada por respuesta a la típica pregunta de: «¿Luego vamos al parque? Marta va al parque», pues como se suele decir, el que calla otorga. Si, por miedo a decir que no por la presión social, no damos la negativa o advertimos de que es poco factible, lo más probable es que nuestros hijos lo entiendan como una respuesta afirmativa y se creen ilusiones. Así que cuando inevitablemente les tenemos que decir que no, montan el pollo universal. Normal, no sólo por no haberle dicho un no a tiempo que pudiera ir asimilando, sino porque encima, sin quererlo, le hemos hecho creer que sí.
El miedo a decir que no
A veces caemos en el error de callar para no decir que no y hacemos creer que sí. Porque no nos gusta decir que no y "fastidiarles", y adoptamos una comunicación poco clara. Pero es que si no se puede, no se puede.
Yo me rijo por hablar con claridad y pienso qué tipo de respuesta me gustaría que me dieran a mí si estuviera en su lugar y creo que sería que me hablaran claro clarinete. Pero el que no me digan que no, haciéndome creer que sí para al final ser que no, pues la sensación que me crea que me están tomando el pelo o, como dice mi amiga Blanqui, potreando, y eso cabrea -y mucho- y a nuestros hijos también. A los adultos nos gusta que nos hablen claro y a los niños también.
Dónde dije digo, digo Diego
Si bien es muy tentador prometer que en vacaciones vamos a ir todos los días al parque y experimentar la gratitud plena de nuestros vástagos y euforia ante una promesa que ellos viven como una realidad, esa euforia se puede convertir rápidamente en un gran reproche si te atreves a truncar sus expectativas.
Perderás toda la popularidad de la que pudieras gozar, teniendo en cuenta que eres su progenitor, y pasarás a ser el número uno de su lista de “los más odiados" y #Nosin razón, además de perder toda la credibilidad para futuras ocasiones, pues de alguna manera les estamos fallando.
Eso por no hablar de la cantidad de veces que los hijos preguntan en el momento menos oportuno o con una insistencia abrumadora y sólo por no oírles, se les dice que sí y luego... Pues eso, Dónde dije digo, digo Diego. Yo, en esas ocasiones, si no quiero dar una negativa inmediata y escueta, digo: luego lo hablamos y te explico. Eso ya mi hija lo va entendiendo como una negativa o una pseudo negativa porque cuando mi respuesta es de ese tipo es que tiene matices. Puede que lo que pida no sea factible cuando lo pide o como lo pide, pero sí mañana o lo que corresponda a la ocasión y por eso necesitamos hablarlo.
En general, yo intento cumplir todas mis promesas siempre y cuando no haya una causa de fuerza mayor que lo impida. Así que aunque me de una pereza enorme ir a comprar un helado porque lo que de verdad me apetece es irnos ya a casa, si lo he prometido, lo tengo que cumplir. Y si no quería ir, lo tenía que haber pensado antes de decirlo.
Cómo hacer para no tragarte tus propias palabras
Muchas veces, cuando no se está segura de ofrecer cierta prebenda, lo mejor es consensuar, así que en clave intento preguntar al Padredefamilia si le parece buena idea. Así no corro el riesgo de proponer algo que no se lleve a cabo porque haya alguna otra razón que yo desconozca que lo impida y entre dos siempre es más fácil tomar las decisiones.
En cualquier caso, si adelanto hacer algo que no estoy segura de que se vaya a cumplir, por la razón que sea, lo planteo como una probabilidad o posibilidad, no como algo seguro que va a ocurrir. Así mis hijos, sobre todo mi hija Carmen pues mi hijo Bruno aún es muy pequeño para razonar estas cosas, pueden disfrutar la idea de la probabilidad de que algo que les gusta y les hace ilusión se vaya a cumplir, tal y como nos ocurre a los mayores con las cosas que deseamos. Sin embargo, también me aseguro que puedan asimilar mejor la frustración de que no se cumpla, pues ya lo habremos hablado antes y aunque igualmente les fastidiará, no se generará una emoción de profundo reproche por promesas incumplidas y podrán aceptar mejor esas realidad.
De todos modos, hay que respetar su sentimiento totalmente legítimo de desilusión, una emoción ajustada al hecho y la realidad de que algo que deseamos no se cumple. Les podemos mostrar cómo sentimos que eso que desean no se cumpla, pero que no podemos hacer nada al respecto, salvo buscar ideas alternativas para que se sientan mejor al respecto (ojo, no sobornar). Así, además de empatizar con ellos, fomentamos el pensamiento lateral de búsqueda de alternativas. Cuando estemos en situaciones parecidas ellos también podrán entender que determinadas cosas nos frustren.
Una comunicación clara tiene muchas ventajas
- No creamos falsas expectativas.
- Evitamos conflictos innecesarios.
- Ganamos en confianza y credibilidad para futuras ocasiones más importantes, pues sabrán que si no cumples algo de verdad será por no poder, no por no querer.
- Generamos una relación empática y comprensiva por ambas partes.
- Les damos ejemplo y enseñamos a ser personas "de palabra" sin comprometerse a la ligera con cosas que no saben si podrán cumplir.
No medicalices tu vida ni la de tus hijos
domingo, 11 de mayo de 2014
¡No medicalices tu vida ni la de tus hijos!
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La salud es un gran negocio y el medicamento más rentable no es el que cura, sino el que trata los síntomas, así que no parece muy beneficioso para las farmacéuticas encontrar la cura a todas las enfermedades. Constantemente nos están vendiendo salud. En la publicidad televisiva son frecuentes los anuncios de medicamentos para los catarros, para la alergia, suplementos vitamínicos, para aumentar las defensas, para adelgazar y un largo etcétera.
Lo más fácil es tomarse una pastilla
Las farmacéuticas y los médicos no son los únicos culpables del exceso de medicalización. Nosotros mismos también tenemos nuestra parte de responsabilidad. Y es que parece que los medicamentos nos ofrecen evitar pasar por momentos que pueden ser algo desagradables, pero que a la vez son propios de la misma vida. Así queremos evadirnos de situaciones de desengaño por un desamor o del estrés por exceso de trabajo por ejemplo.
El salir airosos de estas situaciones requiere de un esfuerzo por nuestra parte. Se trata de un ejercicio que requiere una aceptación de las circunstancias, que las cosas no siempre pueden ser totalmente como nosotros deseamos, pero que podemos intentar hacer un esfuerzo para superar estas situaciones o cambiarlas en la medida de nuestras posibilidades. La vida no siempre es fácil, pero no por ello vamos dejar de vivirla y de disfrutarla. Y para ello lo mejor es poner un poco de sentido de humor y consumir profilaxis de "queteden" o "melapela" entre otros ;)
Foto de ImagineFarma |
Y para el estrés recomiendo kits desestresantes como los que les regalamos a los profesores de los niños para que puedan afrontar el duro final de curso.
Volviendo a lo preocupante del tema, la verdad es que en ocasiones también queremos acortar fases naturales de nuestro cuerpo y medicalizamos situaciones como puede el acné en la adolescencia por ejemplo, la menopausia e incluso el embarazo y el parto. Así pues desde El Parto es Nuestro luchan por normalizar este proceso natural y acabar con la medicalización del parto o el trato de “enfermas” que en ocasiones se les dispensa a las embarazadas. Por no hablar del aumento del número de cesáreas en España y de las programadas a la carta, algo frecuente entre celebrities que por desgracia no predican con el buen ejemplo y son muchas veces punto de referencia para otras mujeres.
Los niños no son una excepción
Partiendo de que los niños puede empezar por medicalizarse desde su mismo nacimiento, conviene estar atentos y no excedernos como padres en nuestra responsabilidad de protección y de velar por su bienestar y buena salud, pues podemos llegar a conseguir el efecto contrario.
En esta búsqueda de equilibrio entre proporcionar a nuestros hijos los medicamentos y vacunas para que crezcan sanos y no abusar de los medicamentos y acaben siendo unos "yonkis", también hay que incluir la alimentación. De sobra es sabido que una buena alimentación es esencial para un correcto desarrollo, pero tampoco tenemos que dejarnos engañar por la constante publicidad de la industria alimentaria.
En la última década se han empezado a producir alimentos con propiedades de todo tipo, como los yogures que bajan el colesterol o productos enriquecidos con omega 3, calcio o cualquier otro aditivo de moda para “supuestamente" mejorar la salud. Esto lo hacen también con los productos destinados a los niños y los bebés como son la leche, los yogures, los cereales y los "potitos" que siempre contienen todo tipo de sustancias beneficiosas. Los niños son un gran filón para hacer caja, pues las industrias juegan con el deseo de los padres de dar a nuestros hijos lo mejor. Gastamos lo que sea necesario para adquirir productos que se suponen son mejores para nuestros hijos, cuando en realidad el alimento del mismo tipo que consume el resto de la familia es igual de adecuado.
A punto de haber intervenido innecesariamente a nuestra hija
Estoy convencida de que todos hemos sido víctimas de exceso de medicación en algún momento de nuestra vida pues es muy fácil caer en ellos. En casa tenemos un ejemplo muy reciente. A nuestra hija mayor Carmen de ocho años de edad le salió una protuberancia en la cara interna del labio inferior el pasado noviembre. En principio nos pareció algo semejante a una ampolla o yaga abultada y como ella no se quejaba de dolor, decidimos dejar pasar el tiempo a ver qué ocurría.
A finales de enero fuimos a la médico de cabecera pues no sólo no había desaparecido sino que además hasta había crecido. La doctora nos derivó a cirugía pediátrica en el hospital, a cuya consulta acudimos en febrero, y el cirujano nos explicó que se trataba de un mucocele y que era probable que remitiera espontáneamente, así que nos dio un margen hasta abril para ver qué pasaba.
A mediados de abril tuve que volver a la consulta, pero evité ir con Carmen por el trastorno de que pierda clase, tener que llevarla luego tarde al colegio, etc, etc, etc. A los que sois padres no os hacen falta explicaciones pues de sobra sabéis el trastorno que suponen este tipo de cosas. Le hice una foto con el móvil al mucocele que había pasado todo tipo de fases crecientes y decrecientes pero en ningún caso había desaparecido, para que el médico pudiera verlo sin que estuviera Carmen pero a su vez tuviera información y datos para decidir.
Salí de la consulta con varios volantes para análisis de preoperatorio, cita con el anestesista y volante para la intervención quirúrgica. Hicimos todo el proceso y si bien no nos hacía ninguna gracia a ninguno, menos a la propia Carmen, a su vez parecía la única solución. Nos dieron cita para la cirugía para el lunes 5 de mayo.
Durante el puente anterior a la intervención el mucocele parecía ir haciéndose más pequeño que nunca, así que con cita concertada en el hospital y todas las pruebas hechas no sabíamos que hacer, pues si volvía a crecer tendríamos que iniciar otra vez todo el proceso. Al final decidimos anular la intervención la misma mañana de la cita. A día de hoy puedo decir contenta que ha desaparecido del todo y nos hemos evitado una intervención innecesaria, lo que sí que nos hemos tragado han sido todas las consultas y análisis :P
Y vosotros ¿Qué situaciones de este tipo habéis vivido con vuestros hijos? ¿No tenéis la sensación de que nuestros hijos van más al médico de lo que íbamos nosotros? ¿No os resultan estresantes y excesivas todas las citas médicas a las que tenéis que llevar a los niños?
Cómo buscar y elegir el mejor colegio para tu hijo
lunes, 31 de marzo de 2014
Cómo buscar el mejor colegio para tu hijo es el gran quebradero de cabeza cuando los niños tienen entre dos y tres años. Se agolpan las dudas de estar eligiendo lo mejor y una vez tomada la decisión cruzar los dedos para que entre en el colegio deseado
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8 criterios a tener en cuenta para buscar colegio
martes, 25 de marzo de 2014
En la ardua tarea de cómo buscar el mejor colegio para tu hijo, conviene tener en cuenta distintos aspectos a valorar. La lista puede aumentar o incluso disminuir, según las necesidades, criterios y circunstancias de cada familia, pero en este artículo nos centramos en ocho variables.
Cómo enseñar a compartir por decisión y no por obligación
sábado, 16 de noviembre de 2013
Cómo enseñar a compartir |
Hace unos días tuvimos una reunión con la profesora de Bruno. Nos dijo que un día le "sugirió" a Bruno que fuera generoso con la manida expresión "hay que compartir" y la respuesta de mi vástago fue "no quiero compartir". A juicio de la profesora le pareció una expresión con una carga muy negativa. Supongo que semejante afirmación podría haberme alarmado si no fuera por mis propias ideas con respecto a cómo enseñar a mis hijos a compartir. Y es que sin haber comprobado las ventajas que te puede aportar el compartir, a priori lo lógico es que no renuncies al juguete con el que te lo estás pasando tan bien y mucho menos sólo porque alguien te diga que tienes que hacerlo. A compartir también se aprende pero no por obligación.
Si quieres saber cómo puedes enseñar a tu hijo a compartir no te pierdas el artículo que he escrito para el blog de 5mimitos. Sobre todo no le obligues a compartir porque puedes conseguir el efecto contrario. Además todo aprendizaje necesita su tiempo, así que un niño de tres años no va a empezar de forma repentina a prestar todos sus juguetes, sino que será algo que vaya surgiendo de forma paulatina según las experiencias positivas que vaya teniendo al compartir. Nosotros nos debemos preocupar de reforzar esos comportamientos cuando surjan de forma espontánea y por propia decisión.
Y vosotros ¿obligáis a vuestros hijos a compartir?
Ocho formas diferentes de quitar el chupete
martes, 12 de noviembre de 2013
Ocho formas diferentes de quitar el chupete |
Aunque es un artilugio que viene muy bien para calmarles en algunos momentos, no hay que negar la realidad de que el chupete puede ser perjudicial para el desarrollo del lenguaje y no conviene abusar de su uso.
Nosotros a los 10 meses de edad de nuestros hijos, tanto Carmen como Bruno, limitamos su uso exclusivamente a las siestas y las noches, unos meses más tarde sólo a la noche y a los dos años exactos en el caso de Carmen y algo más tarde en el caso de Bruno, los retiramos de la circulación.
Hay muchas formas de quitar el chupete, en cada familia hay una tradición diferente, pero además cada niño tiene la suya propia y particular.
8 formas diferentes de decir adiós al chupete
- Tirárselo al perro. A mí, mi madre me estuvo convenciendo de que mi chupete estaba muy sucio y muy viejo y que se lo tirara al perro que había en el patio de debajo de nuestra casa. Yo misma en un arrebato de heroicidad lo tiré y por lo tanto fui consecuente con mis actos y no lo pedí más, sabía que era irrecuperable.
- Tirarlo a la basura. Con mi hija Carmen tuve algunas conversaciones sobre el tema antes de que se acercara su cumpleaños de los dos años. Tenía un lenguaje lo suficientemente desarrollado para poder tener estas pequeñas charlas. Hablábamos de que ella ya se hacía grande y los niños grandes ya no usan chupetes, así que el día que cumplió los dos años, estaba en casa de su yaya y lo tiró a la basura. Tal y como me ocurrió a mí muchos años antes cuando yo misma tiré mi propio chupete, Carmen no pidió el suyo nunca más.
- Hacerlos desaparecer. Con Bruno la cosa parecía más difícil porque su desarrollo del lenguaje no nos permitía tener una conversación con la que convencerle de que no lo usara. Normalmente cuando le acostábamos sólo se lo dejábamos al lado de la cama a su alcance para que él lo cogiera si quería. Después de un día que estaba tan cansado que se dormía sin cogerlo y otro que tampoco hizo intención, directamente se lo quité de al lado de la cama sin hablarlo con él ni decirle nada, como una cosa natural y hasta hoy. Retiré toda la colección y los tiré a la basura. No soy persona de guardar estas cosas ni de recuerdo.
- Dárselo a Papá Noel o los Reyes Magos. En algunas familias, si coincide con las fechas de la Navidad, los niños se lo dan a Papá Noel o a los Reyes Magos. Puestos a elegir a alguien a quien confiar algo muy querido para ti, yo soy más partidaria de los Reyes Magos que del gordinflón de rojo ;)
- Quitarle todo su encanto. Algunas mamás lo que hacen es cortar la tetina para que no puedan ponérselo y les deje de gustar e incluso alguna vez oí que untarlos en algo que supiera mal o ácido como ajo o cualquier cosa desagradable.
- Colgarlo de algún árbol de los chupetes. Los árboles de los chupetes son unos árboles en los que los pequeños cuelgan sus chupetes que ya no usarán más. El hecho en sí puede es incluso un rito de iniciación de paso a la siguiente etapa de la infancia. Esta iniciativa surgió en Estocolmo hace 30 años y se ha ido extendiendo a otras ciudades del mundo. En España, el primer árbol de los chupetes surgió en el Parque de la Batería de Torremolinos y le han seguido otros como el de Sevilla, Valle de Arán, Badajoz o Logroño. Además, alrededor de estos árboles se han creado comunidades de familias que tienen estos árboles como punto de encuentro para convivir y participar en actividades conjuntas.
- Crear tu propia tradición familiar. En la familia de mi amiga Marta, el chupete se tira al estanque de los patos del Parque Rosalia de Castro en Lugo cuando te haces "mayor".
- Que sea el niño quien decida. Algunas mamis simplemente esperan a que sea el propio niño quien decida que ya no lo quiere y deje de usar chupete.
Y vosotros ¿usasteis chupete? ¿Os habéis desecho ya de los chupetes de vuestros hijos? ¿Cómo lo hicisteis?
Cómo quitarse el miedo al homeschooling
domingo, 14 de abril de 2013
Los padres buscamos el colegio ideal que concuerde con los valores y enseñanzas que les queremos transmitir a nuestros hijos. Sin embargo, no solemos valorar la opción de homeschooling y es una posibilidad que es interesante al menos conocer para poder derribar así las falsas creencias que tenemos.
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